III
ESPÍRITU DE LA LEGIÓN
El espíritu de la Legión de María es el de María misma. Y
de manera particular anhela la Legión imitar su profunda humiladad, su
perfecta sumisión, su dulzura angelical, su continua oración, su absoluta
mortificación, su inmaculada pureza, su heroica paciencia, su celestial
sabiduría, su amor a Dios intrépido y sacrificado; pero, sobre todo su fe:
esa virtud que en Ella, y solamente en Ella, llegó hasta su más alto grado,
a una sublimidad sin par. Animada la Legión con esta fe y este amor de
María, no hay empresa, por ardua que sea, que le arredre; ni se queja Ella
de imposibles, porque cree que todo lo puede (Imitación de Cristo, lib. III,
cap. 5).
«El modelo perfecto de esta espiritualidad apostólica es
la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles. Ella, mientras vivió en
este mundo una vida igual a la de los demás, llena de preocupaciones
familiares y de trabajos, estaba constantemente unida con su Hijo, y cooperó
de modo singularísimo a la obra del Salvador... Hónrela todos con suma
devoción, y encomienden su vida apostólica a la solicitud de María» (Vat. II,
Decreto sobre el apostolado de los seglares, n.4).