Capitulo XXIII: Las oraciones son invariables.

 
 
     Las oraciones de la Legión son invariables. Ni siquiera en las invocaciones está permitido poner ni quitar nada, si en ello pudiese haber la menor discusión sobre la legitimidad de hacerlo; ni está permitido introducir Santos nacionales, locales o de particular devoción.

     Esta regla reclama sacrificio; pero sacrificio que se pide sólo después de haber hecho otro, y grandísimo; como concederán gustosamente cuantos reconozcan el país donde se ha formulado esta regla, y el entrañable afecto que sientes sus habitantes a su Apóstol nacional.

     Verdad es que tolerar invocaciones particulares no constituiría de suyo una gran desviación del uso común; así y todo dejaría entrar un germen de discrepancia, cosa que la Legión mira con horror.

     Y, ya que el alma de la Legión se revela en sus oraciones, es muy justo que éstas, al ser articuladas en las distintas lenguas que con el tiempo las adopten, sean ejemplo - por la estricta uniformidad de las mismas - de esa perfecta unidad de miras y de corazones, de reglamento y de práctica, a la cual exhorta la Legión a cuantos militan bajo su bandera en cualquier nación.

     "Así sois hijos de Cristo, sedlo también de Roma" (San Patricio).
     "Señor mío, dadme la gracia de trabajar por conseguir las cosas que os pido (Santo Tomás Moro).

 

 
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